Al llegar a la tercera edad, el cuerpo reduce los requerimientos alimenticios, por este motivo, los alimentos deben ser seleccionados de acuerdo a las necesidades para no afectar la salud.
La actividad física se ve drásticamente disminuida en esta etapa, lo que ocasiona una pérdida de masa muscular junto con un aumento de la grasa corporal, por lo que disminuye la necesidad de ingerir calorías. También se da una pérdida del interés por la comida, debido a diversos factores que van desde la dificultad creciente para digerir ciertos alimentos. También inciden otros factores como la disminución en la percepción del sabor, la soledad y la depresión.
Los requerimientos nutricionales de los ancianos son sustancialmente diferentes de los que tienen las personas jóvenes. En la vejez, el metabolismo se endentece al igual que todas las actividades, por lo que se necesita un menor aporte de nutrientes.
La calidad de la alimentación, así como su variedad, no necesitan cambiarse, a menos que una patología lo exija, pero sí deben moderarse las proporciones de los alimentos.
Se presentan dos problemas con la alimentación del anciano, en el anciano que experimenta problemas de anorexia, debe modificarse la alimentación para estimular la ingesta. En los ancianos obesos, deben lograrse una reducción pero que no sea drástica, pues esto acarrearía otra serie de problemas.
La presentación de comidas en forma que facilite la digestión, mejora la capacidad de absorción de los nutrientes. Si son atractivas, estimulará el apetito. Pero a su vez, las porciones deben ser pequeñas y bien repartidas.
En el caso de ancianos con ansiedad, puede contribuir a disminuir el apetito, el ofrecerle actividades recreativas que funcionen como distracciones.
Cuando existan problemas dentarios o de deglución, debe cambiarse la consistencia de la alimentación, ofreciendo comida blanda o triturada, según la conveniencia.
– Los alimentos deben ser de fácil masticación y deglución.
– Presentar porciones pequeñas de comida. Si es necesario, aumentar la frecuencia.
– Dieta variada y equilibrada.
– Los lácteos deben estar presentes para combatir la osteoporosis.
– Disminuir la ingesta de azúcares.
– Bajar el consumo de sal.
– Incluir las carnes.
– Privilegiar los alimentos con grasas poliinsaturadas, tales como el aceite de oliva y el pescado.
– Incluir las fibras en forma de cereales integrales.
– Controlar que haya una ingesta diaria de agua y zumos de al menos un litro.
– Buena presentación de los alimentos, para asegurar su ingestión.
Alimentos recomendados para la tercera edad:
Hay cinco grupos de alimentos que conforman la pirámide alimenticia para la tercera edad, los que deben consumirse en distintas proporciones, de acuerdo al tipo de alimento que sea.
• Hidratos de carbono: pan, cereales, papas, leguminosas frescas, etc. Se recomiendan 4 a 7 porciones diarias.
• Frutas y vegetales: se recomiendan tres a cuatro porciones de verduras crudas diarias y entre dos y tres porciones de frutas crudas diarias. Son protectoras de la salud, debido a su alto contenido de minerales, vitaminas y antioxidantes. contribuyen a bajar el colesterol y el azúcar en sangre, su contenido de fibra favorece la digestión.
• Lácteos y carnes: la ingesta recomendada es de cuatro a cinco porciones diarias de leche, yogur o queso diarias. Este grupo es fundamental porque aporta proteínas, hierro, minerales, vitaminas y antioxidantes.
• Aceites, grasas y semillas: Se recomiendan seis cucharaditas de aceite vegetal diarias. Pero se debe evitar el consumo de grasas animales, ácidos grasos de origen vegetal.
• Azúcar: está aconsejada la disminución del consumo de glucosa en forma de golosinas. Pero se aconseja el consumo diario de tres o cuatro cucharaditas de azúcar.
Se aconseja la ingestión de distintos alimentos a lo largo del día. El aumento en el consumo de verduras, legumbres y frutas. Es recomendable utilizar aceites vegetales, a la vez que se disminuyen las grasas de origen animal.
Deben preferirse las carnes blancas sobre las carnes rojas. También se recomienda el aumento en el consumo de leche desnatada. Es necesario reducir el consumo de sal para evitar los problemas de hipertensión. El consumo de azúcar debe ser reducido al máximo.
Dieta tipo para un anciano sano:
Desayuno:
– leche semi-descremada o descremada
– pan integral, cereales integrales o bollería no grasa
– confitura o queso
Media mañana:
– fruta y/o infusión
Almuerzo:
– pasta o arroz o legumbre
– carne poca grasa o pescado
– guarnición vegetal
– frutas (crudas o cocidas)
Merienda:
– yogur poco azucarado o con miel
– galletas o tostadas, bollos o bizcochos
Cena:
– sopa o pasta o verduras o patata y verduras
– pescado o queso o huevo
– fruta cruda o zumo sin azucarar
Al acostarse:
– leche caliente o infusión