La mala circulación sanguínea es una afección común que provoca una serie de trastornos como las várices, la celulitis, calambres nocturnos, etc. Este mal funcionamiento se debe a la pérdida de la elasticidad en las paredes de los vasos sanguíneos, lo que dificulta la circulación de la sangre.
Dichos problemas circulatorios tienen como origen la acumulación de lípidos en las paredes de los vasos sanguíneos, ocasionada entre otros factores, por una alimentación inadecuada con un alto contenido de grasas saturadas.
Las grasas saturadas están presentes en los lácteos enteros, la nata, la mantequilla, el tocino, los embutidos, la repostería industrial, muchos de los platos precocinados, etc.
El contenido de sal en la dieta es otro aspecto incidente en este problema, ya que el sodio es responsable de la retención de agua. Por esto debe controlarse el consumo de alimentos ricos en sodio: quesos curados, aceitunas, embutidos, patatas fritas, conservas, etc.
Otros alimentos que contribuyen a padecer problemas circulatorios son: el café, el tabaco, el alcohol, por su contenido en toxinas.
Alimentos aconsejados para mejorar la circulación:
Hay alimentos que contribuyen al mejoramiento de la circulación sanguínea como las grasas poliinsaturadas que disminuyen la viscosidad de la sangre favoreciendo la circulación. Esta grasa está presente en los aceites fabricados con semillas (soja, girasol, maíz), el pescado azul, los frutos secos. Estas grasas evitan que el colesterol malo se acumule alrededor de las arterias.
Los alimentos ricos en potasio sirven para eliminar el agua. El potasio está presente en las hortalizas, las frutas frescas, las verduras, la levadura de cerveza, los cereales integrales.
Los vegetales son alimentos ricos en fibra, la cual puede captar ciertas sustancias (colesterol y grasas) en el intestino y evitar su absorción, por ello debemos incluir abundantes vegetales en la alimentación diaria, dentro de cada comida.
El consumo abundante de líquidos facilita la eliminación de toxinas y mejora la circulación sanguínea. Se recomienda tomar principalmente agua, pero también resultan beneficiosos los zumos de fruta o los caldos de verduras. También se admiten las infusiones como el té rojo, el diente de león por ser diuréticos.
También el ejercicio regular (nadar, correr, caminar, etc.), mover las piernas o tenderlas en alto, favorecen el retorno venoso.