Las nuevas tendencias han revolucionado la industria de las aguas embotelladas con la aparición de aguas saborizadas, bajas calorías, enriquecidas con antioxidantes, vitaminas, fibra, electrolitos, etc. Algunas de estas aguas se presentan coloreadas, con o sin gas y todas prometen una calidad inalterada de su ingrediente principal (el agua).
Este fenómeno está muy relacionado con la mayor concientización sobre los cuidados de la salud y los beneficios del agua para la misma.
Las aguas vitaminadas proporcionan bienestar mejorando el rendimiento físico, fortaleciendo el sistema inmunológico, regenerando los tejidos, entre los beneficios que promueven.
Pero la moda no se detiene en los aditivos, otras aguas provienen de regiones remotas del planeta y se presentan en lujosos envases, como si se tratara de licores, estas constituyen la variante exótica de la nueva generación de aguas embotelladas.
Estas aguas exóticas compiten en presentación y prestigio, como la Fidji Water, proveniente de las islas Figji y que cuenta con un alto contenido de silicio (85%) y que sería beneficiosa para el cabello, los huesos, la piel y las uñas, por lo que está considerada como una especie de elixir de la juventud. Incluso es utilizada como un aporte al tratamiento de pacientes con Alzheimer.
Algunas de estas aguas especiales se utilizan como complemento de la cocina, para potenciar el sabor de salsas y carnes, también para marinados, otras se utilizan para preparar bebidas, suavizar el sabor de ciertos licores.
El prestigio de que gozan estas nuevas aguas embotelladas, las ha puesto en competencia con los vinos a la hora de acompañar platos como ensaladas o pescados.
El agua de lujo más antigua y famosa es el agua Chateldon, que se viene embotellando desde 1650.
Algunas de estas aguas embotelladas pueden competir en precios con los vinos y licores de gran calidad. Y su mayor atractivo suelen ser sus botellas de diseño exclusivo, muchas de ellas diseñadas para restoranes y hoteles de lujo.
También están las aguas terapéuticas, las que cuentan con características naturales excepcionales que no se deben a tratamientos con productos químicos.
Esta moda de las aguas saborizadas ha desatado la competencia entre las diversas empresas embotelladoras de agua y las de otras bebidas, que no quieren quedarse rezagadas. Es que las aguas saborizadas se han convertido en un negocio lucrativo que pretende presentar el agua de la forma más atractiva posible, adicionándoles, sabores, colores, nutrientes, sin alterar la naturalidad del agua.