Uno de los problemas que más parece preocupar a todo el mundo es el sobrepeso y debido a esto han pululado las dietas de todas clases, incluso las dietas religiosas, que plasman la gran necesidad que tiene el ser humano de mantenerse en forma para sentirse no sólo saludable, sino para sentirse bien consigo mismo.
Entre las dietas religiosas, las principales eran las de origen cristiano y tuvieron su auge ya hace unos cuantos años, allá por la década de 1950. Estas dietas que pregonaban el adelgazamiento por medio de la fe, tuvieron muchos adeptos y si bien no está demostrado que fuesen dietas efectivas como tales, los científicos no pueden negar que la fe debe haber tenido mucha influencia en los relativos éxitos que éstas tuvieron.
Conoce las dietas religiosas
Son numerosas las dietas religiosas que desde la aparición de la primera en 1957, se sucedieron con numerosos adeptos y éxitos relativos, pero sin fundamentos científicos.
La pionera de este tipo de dietas fue la promovida por Charles Sed, un pastor presbiterano que publicó un libro orientado a la pérdida de peso, titulado “Aleja tu peso con rezos” (Pray your weight away).
Su ejemplo fue seguido por otros autores, pero entre las dietas religiosas debemos destacar: la dieta Aleluya, dieta del Creador y dieta Jerusalén.
Dieta Aleluya: fue creada por el pastor George Malkmus, basada en la alimentación que figura en el libro del Génesis, e incluye frutas y vegetales crudos, además de frutos secos. Esta dieta fue inspirada en un cáncer que el pastor padeció y que le llevó a buscar alternativas a los tratamientos tradicionales.
Dieta Jerusalén: proviene del libro “The Jerusalem Diet”, del pastor protestante Ted Haggard, quien se inspiró en un viaje a Jerusalén, donde decidió adelgazar. Esta dieta no precisa más que conceptos acerca de un plan de vida saludable.
Dieta del Creador: esta dieta fue creada por un judío converso que buscaba una cura para su enfermedad. Jordan Rubín sugiere una larguísima lista de alimentos permitidos y de alimentos prohibidos, suplementos nutritivos y alimentos orgánicos. La dieta mantiene los alimentos prohibidos para los hebreos en el Antiguo Testamento, como: carne de cerdo, carnes rojas, mariscos. Alienta el consumo de vegetales y frutas. Aunque esta dieta se pronuncia en contra del vegetarianismo por considerarlo nocivo.
Aunque los principios de esas dietas no sean muy acertados, todas cuentan con numerosos seguidores y su efectividad no radica realmente en la dieta a seguir, sino en la fe, que es una cuestión psicológica. Y como dicen los especialistas, es innegable la importancia que el factor psicológico tiene a la hora de regular el peso de una persona.