A lo largo de la historia, el hombre ha mantenido diferentes ideales de belleza y de cuerpo perfecto, en ciertas épocas más delgado y en otras más gordo. Pero alimentarse correctamente no es una mera cuestión estética, sino una cuestión de salud.
Existen muchas dietas que ofrecen la posibilidad de adelgazar, aunque no todas garantizan una correcta alimentación. La paleo dieta ofrece la posibilidad de retornar a la alimentación que tenían los primeros hombre, mucho más natural y efectiva.
Esta dieta consiste en adoptar un tipo de alimentación semejante a la que llevaban los hombres de las cavernas en el Paleolítico, con productos de origen animal y vegetal, que el hombre mantuvo por más de 2,5 millones de años. Esta dieta fue abandonada con la aparición de la agricultura, hace 10.000 años.
La paleo dieta incluye básicamente: pescados, mariscos, carnes, frutas, vegetales, huevos, semillas, tubérculos y frutos secos. No están incluidos entre los alimentos de esta dieta, legumbres, cereales, lácteos, azúcar refinado y aceites procesados, ya que no figuran entre los alimentos que disponían los cavernícolas.
Esta dieta fue creada por un gastroenterólogo, Walter L. Voegtlin en la década de 1970. Dicha dieta se basa en estudios antropológicos y arqueológicos, en los cuales se pudo determinar el tipo de alimentación que llevaba el hombre en el paleolítico y las comidas que hacía. Como prueba de las bondades de esta dieta se emplean como referencia los pueblos de la actualidad que aún mantienen la alimentación primitiva, los cuales padecen menos enfermedades que el hombre de las grandes ciudades.
Entre las ventajas de la paleo dieta frente a la alimentación actual tenemos: un mejor equilibrio ácido-bases, mayor aporte de grasas insaturadas, menor aporte de grasas saturadas, disminución del nivel de glucemia, mayor aporte de fibra, minerales, vitaminas y agua. También aporta una reducción de lectinas, saponinas y demás sustancias que disminuyen la actividad del sistema inmunológico.
Cómo comer los alimentos de la paleo dieta
Las investigaciones antropológicas arrojaron datos no sólo respecto a cuáles eran los alimentos que comían los hombres de las cavernas, sino que también pudieron recabar información sobre el número de ingestas.
La cocción de los alimentos es un punto ambiguo en esta dieta, mientras que durante mucho tiempo se recomendaba comer los alimentos crudos, como lo hacían los primeros hombres, pero luego se demostró que la cocción de los alimentos permite un mayor aporte calórico, pero además facilita la digestión y asimilación de los alimentos.
Otro elemento importante en el estilo de vida del hombre paleolítico es el ejercicio. Tanto el hombre primitivo, como el hombre actual, necesitan del ejercicio para su vida cotidiana. Para que el ejercicio sea más beneficioso, esta dieta aconseja que el ejercicio se realice en ayunas o semi-ayuno, para reproducir las condiciones de vida del hombre primitivo, que debía salir a procurarse el alimento cuando ya no tenía qué comer.
El ejercicio debe ser además, variado, para que el cuerpo no se acostumbre y no se torne una rutina. En ocasiones se debe correr, otras nadar, para mejorar el aparato cardiovascular, realizar trabajo de fuerza para aumentar y mantener la masa muscular, etc. los ejercicios deben ser de alta intensidad y corta duración, como el esfuerzo que hacían nuestros antepasados cazadores y recolectores.
De acuerdo a las investigaciones, esta dieta contribuye a disminuir el colesterol, regularizar la tensión arterial, así como los niveles de glucosa en sangre y reducir el porcentaje de grasa corporal. Al mejorar estos niveles, también se mejora el acné.